Un celular que no paraba de sonar, nerviosismo y soledad: los 61 minutos de Obregón en casa de los Sena

Las cámaras de seguridad capturaron el momento en que el colaborador de los Sena llegó al domicilio para corroborar si en una de las habitaciones había un cuerpo, tal como se lo solicitó Marcela Acuña.

«Anda a ver a casa, parece que hay un cuerpo y tengo miedo porque a César lo vi lastimado, nosotros estamos por salir con Emerenciano, nos vamos al barrio», fue el mensaje por el que Gustavo Obregón, colaborador de la familia Sena, se dirigió hasta Santa María de Oro 1460. Llegó a las 16.58, cinco minutos después que sus patrones, Emerenciano Sena y Marcela Acuña, se retiraron del lugar.

Su misión era confirmar si en una de las habitaciones había «un bulto» y lo logró: «Sí señora, parece que hay un cuerpo», le contestó a Acuña.

Cuando Obregón llegó a la casa, estacionó su Citröen C4, manipuló un objeto en el asiento trasero de su vehículo y a las 17 en punto ingresó. Solo permaneció 5 minutos en el interior de la casa donde también estaba una mujer encargada de planchar ropa a la que, por pedido de Marcela, hizo que se retire.

A las 17.05, el imputado por encubrimiento agravado salió de la casa hablando por teléfono, confirmado la impactante escena. Cruzó la calle y volvió a los pocos segundos. Parecía nervioso y decidió sentarse en un cantero a esperar. A las 17.09 se retiró la mujer que prestaba su servicio doméstico.

Uno de los llamados que realizó Obregón fue a su esposa Fabiana González, con quien en ese momento estaba «distanciado». Le pidió que se acerque a la casa de los Sena y ella lo hizo a las 17.12. Tienen una extensa conversación, el hombre movía sus manos, se agarraba la cabeza y no paraba de mirar su celular.

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Finalmente, ambos decidieron entrar a la casa, a las 17.27, para observar nuevamente la habitación donde había un cuerpo envuelto, el que el Equipo Fiscal Especial que investiga el femicidio de Cecilia Strzyzowski cree que corresponde al de la joven. Ambos en sus testimoniales dijeron que se asustaron al ver ese cuerpo y se retiraron a los dos minutos.

Obregón continuó manipulando su teléfono, parecía inquieto y seguía agarrándose la cabeza. Su esposa se retiró de la escena a las 17.35, según su declaración se fue hasta el barrio Emerenciano para dialogar con Acuña sobre lo que allí había ocurrido.

Por varios minutos y en soledad, Obregón siguió en el lugar sin hacer mucho. No volvió a ingresar a la casa, no dejó de usar el celular y finalmente a las 18.01 se fue. Concluyendo de esa manera su primera interacción con la escena del crimen.

LA INDAGATORIA DE OBREGÓN
El imputado por «encubrimiento agravado» relató que ingresó a la casa de los Sena y recorrió las habitaciones en medio de la oscuridad y alumbrando con la linterna de su celular hasta que vio un «bulto largo» que estaba envuelto en unas frazadas por lo que salió corriendo.

A las 18.52 llegó César Sena a Santa María de Oro 1.460 de una actividad junto a una trabajadora del barrio Emerenciano. Obregón lo esperó y por orden del hijo de los dirigentes sociales, trasladó hacia el barrio a la mujer. «Fui y vine como tiro. Estaba nervioso y no sabía qué hacer», relató el imputado.

«Dejé mi auto en la calle. La camioneta de él ya estaba metida en el garaje de cola. Ahí Cesar Sena me dice: «Gusti, ayúdame a sacar esto, tenemos que ir al campo» , que es un campo que está ubicado en Tres Orquetas», declaró Obregón y agregó: «Yo le contesto que no, porque estaba muy asustado y nervioso. Ahí César me dice: ´Bueno trae la basura que esta atrás´».

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Obregón cargó bidones vacíos en su auto particular y ayudó a Sena a colocar lo que se presume era el cuerpo de Cecilia. «Andá mirando el camino, diciéndome si no hay moros en la costa», fue la orden de César durante la llamada telefónica que mantuvieron durante todo el traslado hasta la chanchería.

Cuando llegaron al campo, alrededor de las 20 horas, Obregón dijo que César comenzó a juntar leñas, se alejó unos 150 metros de la casa que está dentro del campo familiar e inició una fogata donde arrojó bolsas y «el cuerpo». «Teníamos un montón de leña apilada, en frente de una virgencita, que debe estar aproximadamente a 150 metros aproximadamente de la casa, hacia el fondo», detalló el imputado.

Durante 40 minutos supervisaron el fuego y durante ese lapso: «Marcela me llamaba constantemente y yo le termino contestando por mensaje que estábamos saliendo del campo. Las llamadas de ella me entraban como perdidas, porque hay poca señal ahí», indicó Obregón y relató que finalmente se fueron. Describió que esa noche, en ese lugar, del «fuego que estaba al rojo vivo» salía un «olor feo».

Cuando «el cuerpo» se estaba incendiando, y mientras Obregón supervisaba que «nadie venga», relató que César estaba manipulado dos celulares. «Vi por la luz nomás, que él escribía en uno y después escribía en otro. Ahí no hay nada de luz, estaba todo oscuro, solamente se veía la luz del fuego y de los celulares». ¿Estaba simulando César Sena falsas conversaciones entre él y Cecilia? Se presume que allí elaboró su coartada.

«Después de que Cesar quemara eso, él me hablaba tranquilo, no le pregunte nada yo a él. Inclusive César me decía ´Gusti tenemos que jugar un pool´. Estaba tranquilo. Yo estaba asustado, tenía miedo, tenía respeto y todo junto, y por eso en el momento no salí hablar ni nada. Era yo contra todo el mundo, porque todos en el Barrio decía que César era inocente», contó Obregón.

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El último relato de Obregón traslada la escena al 6 de junio, cuatro días después de la fogata. «Llegamos al campo, aproximadamente a las 14:30, ingresamos», contó y siguió: «César Sena me dice: ´pedile a Gustavo -Melgarejo- una pala ancha´». Fue así que juntaron las cenizas.

«Cuando se cargaban las bolsas, en ningún momento vi huesos grandes, pero si podía observar que había huesos chiquititos», manifestó Obregón sobre lo que luego hicieron: fueron al Río Tragadero donde arrojaron los restos.